Finalizado el curso de reporterismo en Armenia
«¿Por qué sois periodistas?»
Esta fue la primera pregunta que hicimos. Frente a nosotros, quince chicas y dos chicos, todos jóvenes de Armenia y Nagorno Karabaj, reunidos en un hotel de Goris (sur de Armenia). Arrancaba así una semana dedicada a un curso intensivo de reporterismo.
Les dejamos cinco minutos para escribir su respuesta en un papel antes de escucharlas todas una por una: «Denunciar injusticias y abusos», «documentar violaciones de derechos humanos», «contar la historia de mi gente»… Esa última fue la que más o menos resumía el sentimiento del grupo. También oímos un «quiero cambiar el mundo». Todos coincidimos en que «cambio» es siempre una palabra clave, sobre todo en un país estrangulado por la corrupción y la crisis política, un bloqueo económico y una guerra, la de Karabaj, que repuntó el año pasado provocando miles de muertos y desplazados.
Lo que nos diferencia a profesores y alumnos en este caso es que ellos viven en la zona cero, mientras que nosotros vamos, contamos, y volvemos a casa. No hemos perdido amigos o familiares en esa guerra ni tampoco nos han echado de nuestra casa; no tenemos que soportar ese peso sobre nuestros hombros cuando nos sentamos a escribir o nos agachamos para hacer fotos. ¿He de omitir hechos y cifras que perjudiquen a los míos? ¿Cómo afectará a la moral de la tropa y de mi pueblo si doy a entender que vamos perdiendo la guerra? ¿Para qué crearme más enemigos de los que ya tengo? Hemos escuchado estas preguntas de boca de los libios, los saharauis o los kurdos con los que hemos trabajado en nuestros cursos. Por supuesto, también de los armenios. Vale, cuando las bombas caen sobre escuelas y mercados y uno trabaja desde el sótano en el que se protege del fuego no es fácil mantener el equilibrio, pero siempre les decimos que se olviden de «ayudar» a la hora de trabajar, que cuenten la historia con honestidad y lo mejor posible, sin adjetivos ni aspavientos. El lector ya sacará sus propias conclusiones.
«¿Se puede ser armenio y hacer periodismo de verdad en Nagorno Karabaj?», nos preguntaba el primer día una chavala de Stepanakert (la capital del enclave). Seis días más tarde, ella misma encontraba la respuesta y nosotros no podíamos estar más satisfechos.
(Ver información sobre el curso aquí)